En nuestros nuevos días vemos una gran cantidad de publicidad en las redes sociales que nos hablan acerca de cómo debemos alimentarnos, que debemos comer y que no para perder peso u obtener una figura fitness, esto definitivamente es una de las tendencias mundiales más positivas para los especialistas en nutrición, pero como todo, también tiene su lado negativo, y es la cantidad de “especialistas” con conocimientos no certificados que acompañan a este gran movimiento orientando de manera no muy consiente a todos los que buscan obtener un cuerpo perfecto.
Y así es como se desarrolla una industria alimentaria paralela para cubrir nuevas necesidades inculcadas, algunas de estas necesarias y otras no tanto, y la verdad al final de todo esto, es que no todos logran los resultados esperados como lo ven en las diferentes fotografías o videos que aparecen en internet, el cambio no solo se resume en hacer alguna dieta y ejercicio, parece esto un poco contradictorio a lo hemos escuchado durante años, pero es la verdad, debemos saber un poco más sobre nosotros y como funciona nuestro organismo para poder actuar de la manera correcta, y es por ello que no en vano en la consulta con algún nutricionista se realiza una larga entrevista con el paciente en donde no solamente nos interesa conocer sobre él, sino también sobre su familia, para luego estudiar su composición corporal por medio de medidas antropométricas que acompañada de algunos exámenes de laboratorio, nos permiten realizar el cálculo personalizado de los cambios que se deben a realizar en su alimentación para obtener resultados también personalizados que no prometen un “pierde 20 kilos en un mes”, pero que si aseguran que cambiando tus hábitos de alimentación no solo vamos a lograr un peso ideal estable sin temor a generar rebote o efecto yoyo, sino también a sentirte mejor y a prevenir un sin número de enfermedades que tienen relación directa con nuestra alimentación.
En el caso de la enfermedad celíaca es una enfermedad autoinmune que afecta a individuos predispuestos genéticamente y se caracteriza por provocar una inflamación crónica en el intestino delgado. Está causada por la exposición al gluten de ciertos alimentos de la dieta.
El gluten es una proteína que está presente en algunos cereales como el trigo, centeno, cebada, triticale (híbrido de trigo y centeno), kamut, espelta y posiblemente en la avena. En condiciones normales todo alimento ingerido pasa por un proceso de digestión que lo degrada en partículas más pequeñas para poder ser absorbidas. Esta absorción de nutrientes (proteínas, grasas, azúcares, vitaminas, minerales) de los alimentos tiene lugar en el intestino delgado, a través de las vellosidades intestinales.
En la enfermedad celíaca, si se consume un alimento con gluten, éste provoca una lesión en la mucosa del intestino acortando la longitud de las vellosidades y reduciendo la capacidad de absorción. Por consiguiente, si no se diagnostica puede comprometer la salud de la persona y padecer deficiencias nutricionales. Los síntomas son variados, abarcan desde los propiamente gastrointestinales (diarrea crónica, distensión abdominal, pérdida de peso, vómitos y estreñimiento,…) hasta los extraintestinales o debidos a situaciones carenciales de vitaminas y minerales (anemia ferropénica, retraso del crecimiento en niños, raquitismo, fracturas espontáneas, osteoporosis,..). El único tratamiento que ha demostrado ser efectivo consiste en el seguimiento de una dieta estricta sin gluten de por vida.
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