top of page

El estrés y la salud digestiva van de la mano

Foto del escritor: Jenny HallakJenny Hallak

Actualizado: 26 abr 2019

El estrés se define como la respuesta del organismo ante toda situación que perturbe su equilibrio normal, tanto físico como psicológico, esta respuesta busca restablecer dicho equilibrio. Tener la capacidad de controlar si una situación ocurrirá o no, puede disminuir la probabilidad de que se produzca una respuesta al estrés.

Entendiendo esto, el estrés no es algo negativo, al contrario, es una herramienta evolutiva que nos permite sobrevivir. El problema viene cuando estas situaciones agobiantes no son esporádicas, sino que nos hallamos expuestos a ellas de manera constante como ocurre en la vida moderna. Los periodos prolongados de estrés afectan a todo el organismo, principalmente al sistema digestivo.


Hipócrates dijo “todas las enfermedades comienzan en el intestino”, y también es bien conocido que el estrés es un desencadenante que hace que se produzcan múltiples enfermedades crónicas.

En pocas palabras, el estrés crónico (y otras emociones negativas como el enojo, la ansiedad y la tristeza) pueden desencadenar síntomas y enfermedades en su intestino.

Los factores psicosociales influyen en la fisiología real del intestino, así como en los síntomas. El estrés (o depresión u otros factores psicológicos) pueden afectar el movimiento y contracciones de las vías de su tracto gastrointestinal, provocando inflamación o haciéndolo más susceptible a infecciones.


El estómago también sirve para sentir. En la antigüedad, los griegos creían que ahí se producía el amor y eso explicaba la sensación «de mariposas» que tanto nos emociona. Sin embargo, en el estómago también se sienten los disgustos, los nervios y la ansiedad; de ahí los dichos populares como «no lo trago» o «se me hizo un nudo en el estomago». Todas nuestras emociones pasan por el estómago y el estrés no es la excepción.


Cuando nos dan una mala noticia entra por el hipotálamo, después va a la hipófisis y de ahí a las glándulas suprarrenales, que liberan cortisol, la acción de esta sustancia sobre el aparato digestivo es muy importante, porque es donde más repercuten las emociones.


El funcionamiento intestinal afecta nuestro estado de ánimo. La serotonina también conocida como “hormona del bienestar” es fabricada en un 95% por el intestino, lo cual confirma que vivir con molestias digestivas puede producir un alto impacto en la calidad de vida.


Un mal control del estrés puede provocar cambios en el metabolismo de los nutrientes. Por lo que vivir estresados significa que nuestro sistema digestivo no está funcionando de manera adecuada, lo que puede ocasionar alguno o varios de los siguientes trastornos: aumento en el apetito, sensación de inflamación, diarrea, estreñimiento / tránsito lento, gastritis, ulcera péptica, etc.


Uno de los métodos más eficaces para el control del estrés es llevar a cabo una actividad física como el yoga, ya que se ha comprobado que esta técnica puede ayudar a reducir los niveles de ansiedad y mejorar el humor, otras recomendaciones generales tienen que ver con nuestras conductas nutricionales y de estilo de vida como:

  • Comer alimentos en pequeñas porciones y con más frecuencias por día, pero sin aumentar las calorías.

  • Elegir alimentos ricos en fibra: cinco porciones de frutas y verduras por día, granos y legumbres.

  • Ingerir pescados entre 2 – 3 veces por semana.

  • Reducir la ingesta de comidas con grasa animal y frituras.

  • Preferir productos lácteos fermentados con probióticos porque está comprobado que mejoran la salud digestiva.

  • Comer carnes blancas como el pollo y carnes rojas magras (sin grasa visible).

  • Tomar dos litros de agua al día y reducir el consumo de bebidas ricas en azúcar, cafeína y alcohol.

  • Masticar bien y comer despacio.

  • No fumar y hacer ejercicio regularmente.

  • Tratar de mantener el peso ideal.

0 visualizaciones

Comments


bottom of page